miércoles, 25 de julio de 2007
"Vino" y el vodka
Ayer echaron del Tour a Vinokourov y a todo su equipo. Asegura la organización que el pasado sábado, cuando ganó la contrarreloj individual de Albi, dio positivo por transfusión de sangre. Vamos, que se inyectó sangre de otra persona, pero de un grupo compatible. Aun así, esto es detectable en los análisis y lo han pillado. Sus argumentos, los de siempre: "yo no me he dopado", "es una conspiración" etc. etc., pero lo mejor es esta respuesta: "He escuchado en la radio que me había inyectado sangre de mi padre. Es absurdo, puedo decir que con su sangre hubiera sido controlado positivo por vodka". Genial.
El abandono
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lunes, 23 de julio de 2007
El fin del mundo
sábado, 21 de julio de 2007
El abuelo dando guerra
Debo reconocer que mi adolescencia cinematográfica no fue especialmente brillante. Los títulos que me marcaron cuando andaba por 8º de EGB no eran en absoluto dignos de Óscar, pero qué le vamos a hacer. Si me quería reír, siempre estaban Bud Spencer y Terence Hill dando sopapos (Le Llamaban Trinidad, un clásico ...). Pero lo que más nos gustaba, y de lo que hablaba todo el mundo en clase era de Stallone en Rambo III, de Schwarzenegger en Terminator y Desafío Total, de Chuck Norris en Desaparecido en Combate, de Van Damme en Kickboxer (qué cabrón era Tsong Po, el malísimo de la saga) y, cómo no, de Bruce Willis en Jungla de Cristal. Era el cine de acción de los 90, infinitamente mejor que el actual, sin ordenadores y mucho más realista. Hoy ya estamos curados de espantos y vamos al cine sin que nada nos impresione. Nosotros quedábamos los viernes para merendar y ver las películas en VHS, y ahora, a los 13 años, ya pasan las tardes de los viernes haciendo cola en Up&Down. Qué pena.
Aquí empezó mi idilio particular con el ahora alopécico actor. Con el tiempo he descubierto referencias como Robert de Niro o Al Pacino, pero Bruce Willis tiene un no sé qué que me hace ver todas sus películas. De todos sus rivales en el cine de acción es el que tiene un físico más creíble y más común entre los mortales, y no como el gobernador de California. Es simpático y expresivo, no como Van Damme y Seagal, dos grandes sosos. Es un bruto con clase y sentido del humor. Y además cuenta con uno de los mejores doblajes del cine español: todo el mundo alaba a Joan Pera doblando a Woody Allen. Correcto, sí. Pero me quedo con Ramón Langa doblando a este señor, con su sonrisa de sobrado.
Después de verle salvar el edificio Nakatomi de Los Angeles en la primera entrega de La Jungla, vinieron dos secuelas muy en la línea. Eran más de lo mismo: secuestradores en el aeropuerto de Washington i terroristas en N.Y. Y él siempre los elimina, salva a los inocentes, destroza media ciudad, y acaba como un héroe. El argumento es francamente previsible, pero a mí me encanta la saga Die Hard. Qué le vamos a hacer, soy así de primario.
El 4 de septiembre llega la entrega 4.0, Live Free or Die Hard. Dudo que el argumento varíe demasiado: falta ver qué ciudad salva y qué actor encarna al malo, pero el resto será igual. Pues yo ya estoy impaciente. Tengo ganas de ver a Bruce Willis otra vez saltando. En los últimos años le he visto haciendo papeles cursis en Friends, intentando ir de dramático en El Sexto Sentido y en bodrios como Armageddon y Chacal. Sólo me ha convencido en Sin City (peliculón) y en El Quinto Elemento. Pero en septiembre vuelve con su gran personaje. Con 52 años, y ya calvo y desmejorado. Ya estoy ansioso por ver en que escena de acción trepidamente John McLane se para en seco, sonríe, y le dice al villano aquello de "Yippi kai ai, hijo de puta". A saber qué significa, pero cómo mola.
miércoles, 18 de julio de 2007
Sei grande
Descansen en paz
Un día, en la escuela, comenzó a correr un rumor que me hizo estremecer: "los de Pressing Catch no se pegan de verdad". No podía ser. Era casi peor que descubrir quiénes eran realmente los Reyes Magos. A partir de ese día pasé a mirar el programa con cierto recelo: "sí, quizá no le ha roto realmente la silla en la espalda" o "es posible que la silla eléctrica no le haya dolido y esté fingiendo". Pero en fin, no necesitaba saber la verdad. Seguí creyendo en mis superhombres hasta que Tele5 dejó de emitir. Entonces llegaron Gokuh, Músculman i Los Vigilantes de la Playa (coincidiendo con la entrada hormonal en la adolescencia) y los olvidé.
Pero hoy he dicho: "vamos a ver Smack Down". Una gran bazofia. Personajes sin ningún carisma, pésimos actores y realmente fofos (que yo recuerde, los de antaño estaban más cuadrados ... ). Un espectáculo de luz y color, con decenas de cámaras, pero sin ningún interés. Y si esto ya me ha decepcionado, peor ha sido escuchar la decadencia del gran Héctor del Mar, aquel narrrrrador a quien todos habíamos imitado. Ha caído en el abuso de la broma fácil y es una caricatura de lo que fue. Cuatro ejemplos cazados en los poco más de cinco minutos que he aguantado sin cambiar de canal: "este árbitro es más soso que un yogur de agua", "es más peligroso que un tiroteo en un ascensor", "más tierno que King Kong haciendo ganchillo" y "está más triste que Adán en el Día de la Madre". Ahí queda eso.
Pressing Catch ha muerto para mí (aunque Hulk Hogan y El Último Guerrero siempre estarán en mi memoria). Descansen en paz. Siempre me quedará Humor Amarillo. Pese a que ya no comenten los Gomaespuma, me sigo partiendo como el primer día viendo a unos 'japos' freakies saltando las zamburguesas, en el laberinto del Chinotauro, la tabla de planchar y los rollitos de Primavera. ¡Viva el coronel Takeshi!
martes, 17 de julio de 2007
Reivindica lo simple
Pero hubo una frase que me llamó mucho la atención: “el público tiende a lo simple y siempre se identifica con el más estúpido. Por eso Homer es el personaje de la serie más querido”. Yo soy uno más de esos adeptos. He llegado a decir en voz alta que “de mayor quiero ser como él”. Despistado, desaliñado y despreocupado, causante de mil hecatombes, pero al fin y al cabo un triunfador que ha levantado una familia. Supongo que es porque sé que nunca seré así. En el mundo en que vivimos la imagen, la responsabilidad y las obligaciones son inevitables. Es imposible “sudar” de todo, como hace él. Pero me encantaría.
Y la verdad, sudar un poco más de las cosas es lo que deberían hacer algunos. Resulta que a sólo 10 días del estreno de 'The Simpsons, The Movie', los responsables de la promoción han hecho esto:
Crack
Hagamos un ejercicio de suposición. Supongamos que un día te casas. Tienes un hijo que con el tiempo acaba siendo ligeramente rollizo. Te divorcias por razones que no vienen al caso y ves a tu orondo retoño sólo los fines de semana. Y un verano te iluminas: "Mira, me llevaré al chaval a los Sanfermines". No le daré kalimotxo, porque el crío aún es joven, no sea que con los años acabe como yo. Pero eso sí, lo voy a hacer un hombre. Le compro unos pantaloncitos bancos, un pañuelo rojo y lo pongo a correr delante de un Domecq de 500 quilos. El niño, que en clase de gimnasia nunca ha sido un privilegiado, hace lo que puede, corre, se pone rojo, resopla ... y tú a su vera, riendo orgulloso. "¡Qué bien lo pasemos!". Salís airosos de la experiencia y os metéis un chuletón para celebrarlo (por aquello de seguir colaborando en el desarrollo corporal del crío). Tú eres un crack y tu hijo va por el camino.
El Lunes vuelves a Madrid y se lo devuelves a su madre. Ya cuando abre la puerta percibes que no está de buen humor. "¿Qué tal por Pamplona ... bien, no?". Respuesta: "Pfff, lo normal, mucha gente y mucho guiri". Y entonces te dice "¿Sabes que Cuatro este año ha hecho unas retransmisiones de la ostia, no?". Ups. Marrón al canto. "Despídete del crío, que tardarás en verlo". Marronazo. Un juez sin sentido del humor, quizá una juez feminista y con cero comprensión, te quita el régimen de visitas. Has perdido al crío por un fin de semana. Un fin de semana de crack.
domingo, 15 de julio de 2007
Desactualizados
sábado, 14 de julio de 2007
No se dejen engañar
Topo Giggio, Mickey Mouse, Stuart Little, el Ratoncito Pérez ... todos son monísimos i todos nos resultan entrañables y simpáticos cuando somos niños. Pero cuando crecemos, descubrimos la verdad: el ratón es el más gran cabrón. ¡Qué engañados hemos vivido!
El pasado miércoles arranco mi modesto Seat. Hasta aquí todo normal. Pero cuando paro en el primer semáforo, Diputación con Pau Claris, me percato de un testigo luminoso encendido en el panel del coche. Es uno con forma de motor. Evidentemente, yo no tengo la más remota idea de qué significa, y recurro al manual. Página 82, dice así: "Avería en el sistema de control de emisiones". Llamo a mi taller habitual y me dan cita para el viernes.
Llega el día. Me cogen el coche con un "tranquilo, que seguro que no es nada, algún fallo del sistema que evita que el coche contamine, y te entrará en garantía". Buf. Bendita garantía. Pero al mediodía suena el teléfono. Un chico con acento de Con·nellà me da la noticia: "la garantía no te cubre esta reparación" ¿Comorl? "Tienes cables roídos" ¿Roídos? Yo no suelo morder los cables. "Por un roedor" me aclara. Mi única respuesta: "Yo flipo". ¿Un ratón? ¿En mi motor? ¿Por qué entra? Y lo mejor: ¿por qué narices muerde plástico? Me documento en Google. Parece que no es una cosa tan rara. Es más habitual de lo que parece. Suben por las ruedas y una vez dentro mordisquean lo que encuentran. Y especialmente los cables. Dicen que les encantan. Incluso aseguran que dejaron a oscuras un pueblo de Galicia porque roían los cables de las farolas. En el taller me enseñan los cables que han cambiado. Están realmente mordisqueados. 38€ que pago gustosamente. Pero ¿a quién se los reclamo? El ratón no creo que lleve suelto encima.
Mi única posibilidad de venganza pasa por su muerte. En mi plaza de parquing ya hay cuatro bolsitas con veneno: una para Mickey, una para Stuart, una para Pérez y una para Giggio. Cuatro grandes cabrones. "Una única ingestión", reza la caja. A ver si hay suerte. Malditos roedores.
jueves, 12 de julio de 2007
¿Contaminados?
¡Qué bien! los afortunados residentes en BCN ahora tendremos que ir por nuestras carreteras más próximas a 80 km/h. Muy acertado, sí señor. Dice nuestros señores del govern que así se reduce la contaminación. Lo dicen, pero no lo demuestran. Aún espero que organicen una rueda de prensa con unos científicos que me aclaren (a mí y a todos) que ir en tercera y en cuarta, con el motor más revolucionado, contamina menos que ir con marchas largas y con el motor menos forzado. Otros dicen que en Alemania lo estudiaron y lo acabaron descartando. Pero claro, los alemanes no pueden ser una referencia, nosotros siempre tenemos que ser los primeros, los más guays, los más progres y los más rompedores.
Pero me ponga como me ponga, la ley se aprueba, y venga, todos a 80. Díganme qué sentido tiene. Todos los trayectos de entrada y salida de BCN serán 25 minutos más largos, más o menos. ¿Para qué queremos entonces autovías y autopistas de tres carriles y preparadas para ir a más de 100? Y cuando lleguemos al peaje de Martorell ¿por qué le pagaremos a Acesa? ¿Por haber ido a la misma velocidad a la que iríamos por una comarcal? Vamos más allá: ¿alguien irá a 80 por un martes a la 1 de la madrugada en una autovía, cuando no hay casi tráfico? seguro que esta medida va acompañada de un aumento de radares. Ellos dirán que es para "asegurar el cumplimiento de la norma". Mentira. Saben que muchos no la respetarán y una vez más, vamos a recaudar. Y entonces dirán: "al que no le guste, que coja el transporte público". No sé, ¿qué cojo? ¿la Renfe que nunca llega, o un bus que irá a 80?. A cagar.