martes, 28 de agosto de 2007

¡Yo no soy tonto!


Ante todo, todas mis condolencias para la familia y allegados del futbolista Antonio Puerta. Dicho esto, saco mis dudas. Porque, la verdad, no lo entiendo. No entiendo que un joven de 22 años, deportista de élite, en principio con pocos malos hábitos, y que pasa controles médicos muy frecuentes, pueda sufrir 9 paradas cardiorespiratorias en pocos minutos. No digo que no pueda ser, porque existen factores congénitos, existen imprevistos y el cuerpo humano, por supuesto, es falible e impredecible.

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El problema es que el caso de Puerta no es el único. Hagamos un poco de memoria: en el 2003 muere el húngaro Feher (24 años) durante un Benfica-Vitória Guimaraes de la liga portuguesa y un año más tarde muere el camerunés Foé (una auténtica bestia parda), en un Camerún-Colombia. El primero de un infarto; el segundo por una trombosis pulmonar. Estos dos casos fueron llamativos, pero hay muchos más: he encontrado una relación documentada de hasta 27 futbolistas fallecidos, bien entrenando, bien en pleno partido, desde 1990. Brasileños, paraguayos, ghaneses, argentinos, y un largo etcétera. Alguno por algún desafortunado balonazo en la cabeza, pero la gran mayoría por paradas cardíacas, colapsos y aneurismas cerebrales. Todos los casos, súbitos e inexplicables por los médicos que les seguían en su día a día.
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Entonces ¿qué pasa? Sigo sin entender, y ya sólo se me ocurre pensar mal. Y alguien que ha seguido el ciclismo muy de cerca, cuando piensa mal, piensa en doping. Me explico. En ciclismo hay doping, mucho doping, pero está más controlado que en ningún sitio. Es el único deporte con análisis de sangre, y tienen un límite permitido de hematocrito en sangre (glóbulos rojos, los que oxigenan los músculos) del 50%. Es el límite aconsejado para evitar reacciones adversas del organismo. Los ciclistas van controladísimos por los médicos de los equipos, y cuando pasan del 50% es por muy poco, suelen dar positivo por un 52-53% como máximo. Vamos, cuando al doctor se le va un poco la mano. Pero eso pasa en los pedales, hay doping, pero con control. ¿Y en el resto? pues nada. Si lo hay, debe haber barra libre, porque sólo te miran la orina, y así sólo te detectan si te has fumado un porrito y poco más.
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Pongamos ejemplos concretos. Un ciclista abandona un equipo alemán y en su nueva formación le extripan un riñón por una dosis excesiva de hormona de crecimiento (más vale no citar, que las demandas están a la orden del día). Esta hormona, está evidentemente prohibida en ciclismo, pero no en el Deporte Rey, porque ni tan siquiera hacen nada por detectarla. En Argentina sospechan que un chaval que dejó Newell's siendo un "enanito" por un déficit de esa hormona en su cuerpo, en La Masia ha crecido hasta el metro setenta porque le administraron esa hormona de forma exógena. Sospechas, claro. Sin fundamento. Sigamos con este ejemplo. ¿Qué le aportamos a un deportista administrándole más hormona de crecimiento? Pues le aumenta la masa muscular sin aumentar la masa grasa, por lo que aumenta la fuerza y la velocidad. Mmmmm, sí, le podría resultar útil a un futbolista. Pero su uso excesivo y sin control ... ¡ay! ... provoca hipertensión arterial e insuficiencia cardíaca y puede llevar a la muerte. Casualidad, supongo.
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Más datos hipotéticos. La EPO (eritropoyetina) es una hormona que se administra a la gente con grandes anemias producidas por cáncer y similares y que ayuda a generar glóbulos rojos. O sea, que ayuda a oxigenar la sangre y a retrasar la fatiga muscular y facilitar su recuperación. Y su uso sin control ... ¡ups! ... espesa demasiado la sangre y puede obstruir las arterias y provocar insuficiencias cardíacas o embolias cerebrales con resultado de muerte.
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También están los corticoesteroides, que ayudan a tolerar el dolor y prolongar el esfuerzo, pero también puede llevar al fracaso cardiovascular y a la ... ¡muerte por parada cardíaca! Todo un poco raro ¿no?
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Y los que más me gustan, mis preferidos, son los diuréticos, porque parece que un uso intensivo diluye otras sustancias dopantes para poder pasar los controles de orina. Pero su uso excesivo también provoca ... bueno, ya paso de decirlo, que ya cansa. Estos son algunos ejemplos, pero seguro que hay muchos más. No querría ser como Mel Gibson en Conspiracy Theory, paranoico perdido, pero me gustaría aparecer en el próximo panfleto de Media Markt, gritando aquello de "Yo no soy tonto". Porque me llama la atención que Puerta jugara precisamente en un equipo donde todos van como motos. Hasta el insigne Olegario correría los 100 metros en menos de 10 segundos si fuera al Pizjuan. Porque no me creo que los otros deportes fuera del ciclismo vayan limpios. Como lamentablemente tampoco creo que nadie ose abrir este armario para matar a la gallina de los huevos de oro.
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¡Ah! por cierto. Otro misterio CSI, ahora en balonmano: Vladimir Rivero, portero del Portland San Antonio de Pamplona. También un infarto inexplicable, porque quienes le conocían decían que estaba como un toro. Y paro ya, porque se me va la mano y veo jeringuillas por todas partes. Pero me temo que los casos citados no serán los últimos, y si no, tiempo al tiempo.

2 comentarios:

Harvester Of Sorrow dijo...

Lo de Messi está admitido por el propio jugador y por los servicios médicos del Barça: recuerdo ver en un "El Futbol és així" o un especial de estos que se marca "La Teva" como entrevistaban al galeno que hizo el milagro con un chaval que iba camino de engrosar las filas del Bombero Torero. Servidor, que se quedó en 1'65, más o menos, no pudo evitar sentir envidia. Joder, ya me podrían haber puesto un par de chutillos de esos, para llegar a la media europea, no? Pero claro, yo no le doy tan bien al peloto. Holy shit.

Lo del Sevilla, dicen, radica en gran parte en la excelente preparación física y nutricional de los jugadores; una revolución, según los entendidos. Claro que en un deporte con análisis de orina como la gran arma antidopaje, todo puede pasar. En Italia la han palmado unos cuantos jugadores cincuentones a causa de una enfermedad degenerativa provocada por sus abusos con la jeringuilla allá por los felices 80. Los famosos casos de Frank De Boer ("las pastillitas amarillas"), Edgar Davids (menudo morlaco estaba hecho el zagal) o Pep "La màquina s'equivoca" Guardiola extendieron la sombra de la duda sobre el fútbol, pero normalmente, al contrario que en el ciclismo, el beneficio de la duda siempre recae sobre el jugador.

No creo que lo de Puerta haya sido producto del abuso de algo malo. El chaval, dicen, tenía una patología cardíaca muy difícil de detectar, aunque se hace difícil de creer que con la cantida de controles que pasa un futbolista de élite, y con varios precedentes de mareos, nadie sospechara nada. Me inclino a pensar que los médicos y el propio jugador cometieron una imprudencia de esas del tipo: "bah, si total, por un par de mareos, no vamos a arruinar la carrera del chaval".

Personalmente, la muerte de Puerta me ha afectado. Su clase y su calidad me habían cautivado, como su imagen de tío de la calle, normal (no como personajes del tipo Sergio Zorramos o Dani Alves). Espero que la tragedia sirva para algo. Aunque sea para aumentar los controles cardiovasculares a los jugadores. Lo del antidóping en serio, amigo, lo veo una utopía. Los huevos de oro de la gallina son demasiado gordos.

Maik dijo...

Totalmente de acuerdo en esto último, mi diminuto amigo (en tono jocoso ¿eh? XD). Seguro que nadie será tan tonto como para seguir el camino suicida del ciclismo. En cuanto a Puerta, te concedo el beneficio de la duda, porque te veo realmente afectado con el tema. Pero yo sigo sin creer en los spaguetti como fuente de éxito para el deportista; mira a Duda, como el ave fénix en Nervión ...
Pero en fin, sólo paranoyas mías. Y en cuanto a los casos de doping en Italia, no olvides el vídeo d Cannavro inyectándose un "complejo vitamínico" en un salón de un hotel lleno de camillas. Apestaba. Es vergonzoso que los medios pasen estostemas de puntillas, pero es la gallina intocable