lunes, 1 de octubre de 2007

¿A nadie más le sobra?


Siempre he observado con curiosidad (incluso admiración) la capacidad que tienen los medios de comunicación de la capital de enmascarar los malos momentos del Madrid. Hay épocas en que juegan al nivel del Eldense y en que se gastan millones en auténticos troncos. Aquí también tenemos épocas de pésima gestión, pero nuestra prensa le pega palos al presidente de tur1 hasta en el carnet de identidad: recibió Nuñitf, recibió l'amic Joan, por supuesto recibió Reina, y al tocino actual, tiempo al tiempo. Recibió Rexach, recibió Serra Ferrer, Van Gaal, Cruyff, recibe Rijkaard. Aquí todo el mundo recibe, y recibe bien. Pero allí no. Allí no sé si no tienen ojos o se muerden la lengua. Quién sabe por qué. También en el fútbol, y concretamente en el Madrid, aplican siempre aquello de "España va bien".

Pues bien, estos días tengo una sensación extraña. Cuando leo nuestros diarios y escucho nuestras radios me parece que nuestos opinadores han mutado o les han cosido la lengua. O tal vez soy yo el que está muy destroyer. ¿Qué pasa con Ronaldinho? ¿Soy el único al que le sobra en el equipo? Está fuera de forma, más lento y ya no se va ni de los defensas del Murcia. No digo que no tire bien las faltas y no pueda hacer un pase genial y desequilibrante. Pero es evidente que no es el que era y que el juego del equipo no puede seguir pasando indispensablemente por sus pies. Frena los contraataques y no desequilibra como antes. Este nuevo Barça, con cinco 'enanos geniales' (el inmenso Messi, Xavi, Iniesta, Giovani y Bojan) y con un elegante veterano arriba como Henry, va a una o dos velocidades por encima de las que puede ir ahora mismo Ronaldinho. Llevamos tres partidos sin él (Sevilla, Zaragoza y Levante) y hemos jugado de lujo. En los próximos, ya lo veréis, volveremos a atascar el juego de ataque. Porque claro, con lo que cobra, no lo vamos a dejar en el banquillo. Suerte que Rijkaard, por lo menos, se va atreviendo a sentarlo en las segundas partes.

No se cuida como antes, la buena vida (o la mala, según se mire) hace estragos. Y para colmo, sigo sin creerme que ahora esté superimplicado en el equipo. Ya no va al gimnasio, cierto. Pero ahora sale a entrenar riendo, haciendo coñas y nos corre cuatro carreritas, como diría aquél, "con la tita". Uy sí, implicadísimo y superprofesional. ¡Ah! Y aún espero verlo algún día en el palco cuando está lesionado. Gesto que, sin ir más lejos, nunca ha dejado de hacer el malo malísimo del equipo, el negro que vive como un blanco (como algunos, porque yo, la verdad, no tengo un duro). Ronaldinho, hoy, suda de todo.

De acuerdo que él y sólo él ha vuelto a hacer grande al Barça. Nos sacó de un pozo deportivo y económico y nos volvió a poner en primer plano mundial, cosa que hace cinco años no teníamos ni idea de cómo conseguir. Pero si no está bien, no está bien, y no pasa nada por decirlo. A veces pienso que el "entorno" tiene un erróneo sentimiento de gratitud hacia las estrellas en declive. Nos pasó con Luis Enrique: cuando ya empezaba a languidecer, el Mílan daba 4.000 'kilos', no lo vendimos, y nos lo comimos con patatas. Gran persona y gran profesional, sí, pero deportivamente se arrastró dos años. Por tanto, no hagamos lo mismo con Ronaldinho. Seamos conscientes de que esto es una empresa y al fin y al cabo hay que rentabilizar fichajes y ventas y tener los mejores jugadores del momento sobre el campo. Ronie lo ha sido, pero ya no lo es. Ahora aún tiene buen mercado (menos que el verano pasado, cierto), y Berlusconi y Abramovich nos cubrirán de oro. ¡Por favor, no tengamos miedo a decir que el mundo no se acaba sin él! ¡Y vendámoslo pronto, porque nos vamos a arrepentir! Con patatitas fritas.


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