miércoles, 18 de julio de 2007

Sei grande


Ahora que el ciclismo vive sus peores momentos, ahora que ha perdido su crédito y ahora que todo el mundo -con razón- mira al ciclista con la duda de si está mirando a un tramposo, quiero acordarme de alguien. Del último gran ciclista, o como mínimo, del último que nos hizo vivir el ciclismo como algo épico.
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El Pirata era una persona afable y carismática. Con aquel carisma que despiertan algunos grandes campeones italianos que, lejos de ser atractivos como gladiadores, son más bien feos y simpáticos. Paolo Maldini i Alberto Tomba, por ejemplo, son grandes campeones y se le respeta. Pero Marco Pantani i Valentino Rossi tienen algo mucho mejor: el cariño de la gente. Porque han sido los mejores, pero sobre todo, porque la fama nunca les cambió y siempre fueron y serán los campeones del pueblo.
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Una vez acabado Indurain, me invadió cierto pesimismo. Algunos personajes se disputaban los galones de nuevo líder del ciclismo: un danés autista (Rijs), un suizo (Zülle) que no veía tres en un burro, un ruso mudo (Tonkov), un joven alemán duro pero sin clase (Ullrich) y un español (Olano) que nunca fue lo que muchos pretendieron que fuera. Ninguno nos convencía. Pero ahí, en medio de tanto campeón falto de carisma, saltó él.
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El espectador siempre se identifica con el escalador. Cuando la carretera se inclina más, cuando las condiciones son peores, cuando cada pedalada cuesta un mundo, el escalador, pequeño, ágil y agresivo, se levanta y ataca. Es el momento en que tú, desde tu sofá exclamas un "Oooh!" y se te dispara el pulso. Pues Marco era el mejor: siempre que la carretera subía, ya sabías que él iba a atacar, y sólo cabía ver cuándo. Los escaladores sacan ventaja en la montaña, pero lo pierden todo en la contrarreloj. Él fue la excepción. En el 98 le sacó 9 minutos a Ullrich en una etapa alpina de leyenda, franqueando la Croix de Fer i el Galibier con lluvia y frío. Épica pura. Luego consiguió dosificar su renta y llegó de amarillo a París. Tardaremos años en volver a ver a otro escalador puro ganando La Grande Boucle.
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Más tarde llegó Armstrong. El dictador de la carretera. Un superciclista que nunca cuajó entre los aficionados por su tiránico dominio de la carrera y probablemente también por su enemistad con el "amigo Marco". No toleraba los desafíos. En el 2000, subiendo el Mont Ventoux, Pantani lanza hasta cinco ataques demoledores y rompe la carrera. Armstrong le caza increíblemente antes de meta y le cede la victoria. ¿Reconocimiento o humillación? Me inclino por lo segundo. Y desde entonces le odié. Le odié por oscurecer el gran día del Pirata.
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A partir de ahí empieza su descenso. El deporte pudo con él. Los escándalos de doping, las deudas y los malos consejeros, hicieron mella en una personalidad débil. Una carrera deportiva abocada al fracaso, una autoestima por los suelos y un refugio de polvo se llevaron al Pirata. Poco me importa. Yo todavía lo veo de pie sobre la bici, pañuelo en la cabeza. Siempre atacando, entre la niebla y la lluvia. Y siempre sonriendo a su gente.

4 comentarios:

Harvester Of Sorrow dijo...

Grande, Elefantino. Para mí siempre fue el Maradona de la bici, con ese talento natural, esa fuerza, ese carácter... y esa manía por la autodestrucción que le acabaron de convertir en un mito.

Estas tardes de siesta, yo también lo busco entre el pelotón. Yo también añoro sus ataques imposibles, su pedaleo poderoso.

Él ya no está, pero este Tour, sin el Tirano, y parece que sin dopaje, promete emociones fuertes. Menos mal.

Maik dijo...

¿SIN DOPAJE? no te engañes!! algo saldrá. espérate que hagan público el análisis del colombiano que ganó ayer: hizo un etapón al estilo de Landis el año pasado.
Una lagrimita por Marco.

Joan dijo...

El dopaje es obligatorio y necesario en cualquier actividad. Estoy seguro que me apoya mucha más gente y pocos lo reconocen.

Viva Waldo Gerardo Faldo y la droga

Anónimo dijo...

Me parece que la has clavado con el gran Marco.Yo en el mundo del deporte tengo puntos apartes que me provocan grandes parones en la lectura.El libro gordo del ciclismo justo lo dejé de leer cuando Marco murio (que bonito lo del refugio de polvo) y Indurain domino tan tiranamente como el otro gran insulso del ciclismo moderno Lance Amstrong.Cuando pienso en Marco Pantani pienso en un heroe de còmic de esos que siempre recuerdas,que siempre acabas releiendo ni que sea mientras hechas un tronquito en el retrete.

Grande Marco,Grande Maik.